Empezar un miércoles como Dios manda (he aquí la
definición):
Abrir un ojo un miércoles y descubrir que OH MY GOD!
llegas tardíiiiiiisimo al curro, entrar en la ducha después de sortear los
restos de ropa, de ayer noche, del suelo de mi habitación, salir congelada
despotricando por el pasillo medio en pelotas, enfundarme unos tejanos un jersey,
bajar volando las escaleras (intentando no matarme en el intento)... coger un
taxi, gastarme 10€ de buena mañana (así pim pam como si fuera yo una de las
Koplowitz) y llegar al trabajo justo para abrir la puerta del SIOE, sentarme
delante del ordenador en el que tecleo ahora mismo estas letras, escuchar el
rugir de mis tripas y pensar ¡LEÑE, NO TENGO UN PUTO DURO PARA DESAYUNAR!... y
¡ah... no he traído tupper para comer! - ¡qué fantástica, fantástica esta
fiesta!- es que estoy de un divertido hoy..., y terminar abriendo el bolso para
darme cuenta que alguien me lo ha robado y lo ha sustituido por un campo de
batalla con asas. (Eso sí, he encontrado dentro algo para desayunar).
¡LAIA, TÚ SÍ QUE SABES CÓMO HACER QUE LA MAÑANA DEL
MIÉRCOLES TE QUEDE BIEN COMPLETITA!
(¡qué digo "la mañana”, si sólo ha pasado una
horita!, imagináis la de emociones que me depara el día... esto va ser
apoteósico queridos amigos; si salgo de ésta mañana os la cuento).
No hay comentarios:
Publicar un comentario