Avui és el dia.

Avui és el dia.
"Sing, sing at the top of your voice, Love without fear in your heart. Feel, feel like you still have a choice...If we all light up we can scare away the dark"

miércoles, 11 de febrero de 2015

UNA MICA FARTA by Aru

Aviam...estic una miqueta fins als nassos d'haver de DEMOSTRAR que no sóc un robot, desxifrant paraules incomprensibles, lletres atapeïdes que no sé on comença una i on acaba l'altra, que no sé si és majúscula, minúscula, o simplement la lletra és més petita per fer-ho més dificil, que ni que fos això el codi da vinci, collons!
Perdó. Però és que ahir vaig desistir d'intentar demanar hora al Inem, per internet, perquè vaig escriure el CODI dels pebrots 3 cops malament. (Evidentment hi vaig tornar després eh, que ...no está el horno para bollos) , i avui, intentant fer un comentari AQUÍ al nostre propi blog...doncs igual: que no sé si posa patly, patuly, si la U és una U, o una D mal escrita....i jo aquí, tres hores amb els ulls com si fos xina, ben a prop de la pantalla, amb cara de no entiendo na de ná.
En fí, senyors, QUE NOS SOM ROBOTS... PERÒ TAMPOC DESXIFRADORS DE CODIS PROFESSIONALS!

lunes, 9 de febrero de 2015

Vete al cine (PARTE II) ... y sinó luego no llores. By Laia

Y, dicho esto, voy a seguir hablando de cine, pero de otra peli muy distinta.
El tema es que tengo unos amigos que quieren meter al abuelo de la família en una residencia. Yo, como los más asiduos a esta página ya sabréis, sé de qué va el tema por mi abuela paterna, mi "iaia", la meva iaia estimada i enyoradíssima-cada-dia. Mi abuela paterna murió el pasado mes de mayo, el día 17 concretamente. Hacía unos 3 años aproximadamente que tuvimos que ingresarla en una residencia de Badalona. Era una muy buena residencia, la mejor que encontró mi padre, por la que pagaba más de 2.000 € al mes. Aún así, ella empezó a morir de pena el día que pisó aquél lugar. Y te mueres de pena porque no es tu casa, porque no es tu gente, porque tu gente te ha llevado allí y te han dejado sola con muchas personas mayores y algunas jóvenes, a las que les das igual, por muy profesionales que sean, enfermeras o asistentas. Mi abuela tuvo un ictus que la dejó paralizada de medio cuerpo; tuvo que utilizar una silla de ruedas a partir de ese día, para seguir viviendo. Podía mover una mano y un pie, aunque no es suficiente ni para mantenerse de pié ni para cortar la carne, ni para pasar las hojas de un libro sin que éste se mueva, ni para bajarte los pantalones cuando tienes que ir al baño. Mi padre es hijo único y barajó todas las posibilidades antes de tomar esta dura decisión. Y no durmió más, aunque sabía que no lo estaba haciendo mal.

Una residencia es la antesala de la muerte, lo mires como lo mires. Cuando dejas de aprender dejas de crecer, dicen, yo añado que cuando dejas de tener proyectos y de sentirte útil, te mueres.

Mi abuela sonreía cada vez que nos veía entrar por la puerta de la residencia, siempre sonreía. Aunque hubiera pasado media noche llorando porque quería ir al baño y nadie acudía, cuando tocaba el timbre y al final ya no había podido más. Y te lo contaba así, con la dignidad por los suelos, y yo la miraba y pensaba que su dignidad era tan grande por estar contándomelo y por sonreir cada vez que me veía llegar. Ella era digna, por defecto.



El día que mis hermanas y yo vaciamos su piso, porque se iba a la residencia, lloramos. No se había muerto, pero empezó a hacerlo aunque nosotras no lo sabíamos. Quizá lo intuíamos. Ojalá hubiéramos podido cuidarla en casa, en la suya o en la nuestra. Sé que nos sintió cerca, sé que se sintió queridísima, sé que lo hicimos lo mejor que pudimos y que fuimos a visitarla mucho (aunque yo los últimos meses de su vida fuí poco, porque no quería que supiera que yo no estaba bien, porque no quería que inspeccionara mi peluca, porque no podía arrastrar la silla sólo con el brazo izquierdo). Ojalá hubiéramos podido cuidarla en casa.

La mayoría de nosotros queremos ser padres, algunos de los que leéis esto ya lo sois. Imaginad que un día, estos niños a los que amáis con locura y cuidáis con devoción, os abandonan.
Hay señores (y señoras) mayores que son muy pesaditos, sí señor, y muy gruñones, pero que pueden andar y no necesitan una "grúa" que les levante de la silla y les siente en un inodoro. Hay casos en los que una residencia es la única opción, a veces necesitan unos cuidados que no se les pueden dar en casa, a veces pasa.
Si sois como mis amigos y algún día os encontráis con el dilema RESIDENCIA, imaginad que sois los actores principales de una película, ¿tenéis otra opción?, ¿qué querría el público?. Ese viejo que estáis encerrando un día os acunó y pensó que erais lo más grande de su vida. Ese viejo sólo necesita sentirse útil, dadle un proyecto, decidle que le queréis, ... cuidadle, buscadle un sitio, o hacedselo si no existe aún, que no es un sofá que o cabe en tu salón o lo bajas al container.

El otro día hablábamos con Raquel y Sara, ... que para escribir no hay que tener ni tabúes ni tapujos. Hoy no he tenido ninguno.

Id al cine... y sinó, luego no lloréis.








Vete al cine... (PARTE I) By Laia


María Dosil, he empezado esta "entrada" con un "de vegades m'imagino que sóc l'actriu principal d'una pel·lícula..." y he modificado el idioma, pensando en ti, lectora fiel de nuestro blog.

Así que sigo:
A veces, imagino que soy la actriz principal de una película. Imagino que el público ve lo que yo estoy haciendo, lo que hacen los que me rodean... y que están allí sentados, en las butacas, deseando que siga un camino u otro, que escoja un color u otro, que diga una frase o otra totalmente distinta, ... que dé un "sí", o que dé un "no".  Todos lo hemos hecho eso de hablar con los protagonistas, que sabemos ni nos escuchan ni nos oyen. "Por favor, date prisa coño, por favor... por favor por favor, ... ay que no llega, ¡ay por dios que no llega a tiempo, ay que se va... ay diosssss que se va... No quiero verlo...".

Yo intento adivinar lo que querría el público. Intento ver mi vida desde fuera, ser un poco objetiva. Y hay veces que me equivoco, que lo veo, que lo oigo (a mi público, susurrándome). Pero hay otras en que no he hecho nada malo, nada, y la señora de la fila 5 me repite una y otra vez que no hay derecho, que no me sienta mal, que esta vez no soy yo la que se tiene que poner las orejas de burro y bajar la cabeza. Que cuando la cagamos hay que pedir perdón (aunque algunos días parece que, no sé por qué, cuesta un poquito más), pero el "perdón" carece de sentido cuando no se dice porque se siente. A veces, pasa, que nos sienta mal algo, pero eso no significa que alguien se haya equivocado. Sólo que hubiéramos preferido que alguien lo hiciera distinto. 
Y aún así, todos tenemos derecho a equivocarnos, todos, pero también el deber de perdonar.






jueves, 5 de febrero de 2015

CONVERSES AL BUS. by Aru

Ahir, a l autobús, em vaig asseure davant d'una mare i un nen, d'uns 3 anys.
I jo, que no tenia res millor a fer, escoltava la seva conversa atentament:
Mare: t'has menjat les galetes de xocolata?
Nen: no.
M: no te les has menjat? Doncs a la motxilla no hi són. ( mare C.S.I però que no sap que lo del cole és una cartera, la motxil.la és lo de les excursions)
N: No.
M: I qui se les ha menjat?
N: L'Adrià.
M: Oix! L'Adrià se les ha menjat...?... ai,ai,ai... i tu què has esmorzat? ( ella ho pronunciava així: asmurçat)
N: Nada. ( som bilingues)
M:Vaja... i l'Adrià no portava asmurçar?
N:Sí. Caca.
M: ..,ah...i estava bo això? ( ella no volia dir CACA)
N: sí.
M: ...ah, molt bé, doncs te'n posaré demà a tu, d 'això, si estava tan bo...

Merda. La meva parada. Baixo rient. Em quedo amb les ganes de saber com acaba la conversa aquesta sobre la caca, un dels temes preferits als 3 anys.