De leer, de pasear, de comer bien, de relajarme, de hacer la siesta,... de respirar.
De leer a media tarde, de comer bien en compañía, de relajarme y no pensar en nada, de hacer la siesta un lunes... de respirar aire puro.
De leer con la luz del atardecer, sentada en un porche frente al mar, de terminar esos libros que ya pesan, de empezar los que se acumulan en la mesita, de encontrar un párrafo que vale la pena y compartirlo con alguien.
De pasear por un sendero con el sol que que filtra entre las hojas de los árboles, encontrar una piedra y darle golpecitos con el pie... y pasársela a quien va delante de ti...o detrás. De jugar. De oler las flores que te encuentras, de morder una hierba recordando cuando lo hacías estando de campamentos... hace años. De subir una colina y cansarse y tener agujetas al día siguiente, de haber hecho algo bueno.
De comer bien y probar cosas nuevas y descubrir sabores, y repetir los que ya sabemos que nos gustan, las recetas de siempre que nunca fallan, el pastel de chocolate de mamá, las croquetas de la la abuela... esas patatas fritas sin presencia pero inigualables de sabor... el caldo o los macarrones de la "iaia".
De relajarme, de no pensar en nada, de no tener horarios... y descansar y desconectar... y poder hacer la siesta un lunes, o un martes, ... o cuando no toca (después de desayunar, después de la ducha, antes de comer... o antes de cenar...). Y despertarse y salir descalzos... y respirar aire puro... y estirar los brazos y mirarse y sonreir...
Ganas de tiempo sin tiempos.
DE VIVIR.
Ganas de vacaciones.
Ganas de todo... o como dice Sabina "ganas de nada menos de ti".
Feliz mes de mayo, se acerca el verano.
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