Querido enanito cabrón;
Supongo que has sido tú quién esta noche, mientras yo dormía profundamente, ha venido y se ha llevado mis cervicales y en su lugar me has dejado piedras. No puedo casi ni moverme, me duelen mucho. Eres un cabrón y te odio. Los lunes ya son duros por defecto pero empezarlo con estas rocas encima de los hombros es muy pesado y doloroso, ... pffffffffffff... voy a canturrear la canción esa a ver si me lo creo y me animo, ... hoy puede ser un gran día, duro con él (aunque para duras las piedras que llevo aquí pegadas, ... ¡cabrón!).
Sé que eres tú también el que viene y se lleva un calcetín de cada par, supongo que a parte de cabrón debes de ser cojo porque sinó ya me explicarás ¡¿por qué coño no te llevas los dos almenos?! Es que levantarse cuando es todavía oscuro (horroroso) y tener que ponerse a buscar un puñetero par entero de calcetines... como una loca... ¡DEU NI DO!.
Ten un poco de compasión y no me robes más, enróllate.
Y si ves a los Reyes Magos, en tu país de luz, magia y color, diles que me traigan una espalda nueva por favor... y calcetines.
(Supongo que un novio masajista ya sería mucho pedir).
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