Avui reactivo, després d'uns anys, l'activitat en aquest espai que tant m'agrada i amb aquest nom que ens recorda tant a la iaia. Aquest espai en el qual som lliures de dir el que vulguem i de barrejar idiomes, i dir coses que s'entenen, de vegades del tot, de vegades a mitges.
Aquest cop, m'ha sortit en castellà, això va com va.
Cuando voy a la pescadería siempre busco los boquerones, a veces los encuentro y miro el precio, no suele ser mucho, pocas cosas cuestan tan poquito en los carísimos pasillos del supermercado.
Me encantan los boquerones en vinagre, pero me da mucha pereza prepararlos, así que, normalmente, no los compro. O lo hago, pero los cocino rebozaditos que también están ricos.
Ayer me quedé medio quilo. "Mañana los prepararé", me dije, toda orgullosa yo de la capacidad que tengo para superar mi gandulería. Y hoy he cogido el paquete de la nevera y he resoplado. Me los limpiaron, sí, pero la espinita me la tengo que quitar yo misma. Me he puesto las gafas, porque si no voy a quedarme sin pescado intentando quitar las espinas -de cerca no veo, me lo regalaron mis cuarenta, ¡qué detalle!.
En medio quilo entran muchos pescaditos...
He buscado en Spoty una canción de Perales que me gusta mucho -"me llamas, para decirme que te marchas"- y luego la parte más melancólica de mi cerebro ha ido guiando a mi dedo escogiendo algunas canciones que me recuerdan a la cocina y a mi madre, muy joven, escuchando a Mocedades mientras nosotras jugábamos a Pin y Pon.
Mis padres ponían música en casa. Siempre. Mi madre, cuando se metía con las manos en la masa, solía escuchar a Aute, Silvio, Pablo, también a Bosé y a Battiatio, y a Mocedades. Nosotras, por la casa, un sábado nublado, cantando "y los muchachos del barrio le llamaban loca".
He limpiado los restos de sangre del pescado con un fino chorrito de agua, para no romperlos, con cariño y cantando a viva voz: "ayer se fue, cogió sus cosas y se puso a navegar", y "amor de hombre", feliz de regresar al pasado y de convertirme durante un ratito en mi madre.
Y he ido quitando, una a una, las espinas.
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